La ciudad de Florencia acogió el 2014 de una manera muy diferente a la que los españoles estamos acostumbrados. Allí, no hay racimos ni latas de uvas sin ‘pepitas’ ni piel por todos los centros comerciales. Tampoco nadie se encarga de contar que cada persona tenga sus correspondiente doce uvas, ni nadie se atraganta con ellas por no ir al ritmo de las campanadas. No, allí no hay nada de eso. En cambio, cada fin de año, tras sonar las campanadas del Duomo, o de las diferentes iglesias de la localidad, los florentinos, y a diferencia de los que muchos piensan, ni se toman lentejas para cenar (es algo más propio, por lo que informaron algunos italianos, del sur del país) ni tienen ningún otro alimento significativo para recibir al nuevo año. En cambio, en esta ciudad del norte de Italia se anuncia la entrada del nuevo año disfrutando con…
Ver la entrada original 288 palabras más